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»Yo lo alabo en este país de mi destierro,
y muestro a una nación pecadora
la fuerza y la grandeza de Dios.
Les digo: “Pecadores, vuélvanse a Dios,
hagan lo que es recto a los ojos de él.
Quizá sea favorable a ustedes
y les tenga compasión.”
Yo alabo a mi Dios, el Rey del cielo;
mi corazón se alegra en su grandeza.
10 Que todos lo alaben
y le den gracias en Jerusalén.

»Jerusalén, ciudad consagrada a Dios,
él te castigará
por las acciones de tus habitantes,
pero de nuevo tendrá compasión de los que sean buenos.

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